OBESIDAD:
¿Una Enfermedad?
Básicamente existen dos tipos de obesidad: la
simple, que constituye en principio un problema de tipo estético y no suele
requerir tratamiento médico, y la patológica, conocida como obesidad mórbida o
severa (OM), que predispone a una elevada morbi-mortalidad y a graves problemas
psicológicos y sociales.
La obesidad representa un problema de salud
pública global en todo el mundo, independiente del nivel de desarrollo de los
países, por lo que ha sido catalogada por la Organización Mundial de la Salud
(OMS) como “la epidemia del siglo XXI “. Por primera vez en la historia el
número de personas obesas en el mundo, (aprox. el 25 % de la población
mundial), supera el número de quienes padecen hambre, que se estima son más de
200 mil millones, hoy en día muere más gente por obesidad que por desnutrición.
Esta enfermedad es un factor de riesgo para
importantes causas de muerte tales como la enfermedad cardiovascular, varios
tipos de cáncer y diabetes, por lo que está ligada a una gran disminución de la
expectativa de vida.
Definición
La Obesidad se define como el aumento de las
reservas energéticas del organismo en forma de grasa. El término obesidad comporta
una excesiva proporción de grasa corporal respecto a la masa magra corporal. Un
sujeto es obeso cuando el exceso de grasa corporal es superior a la fracción
normal del peso corporal. Sin embargo, es difícil definir la proporción de
grasa corporal considerada como normal. Se han sugerido multitud de criterios
de normalidad o de obesidad por parte de internistas, cirujanos y especialistas
en nutrición. No obstante y sin tener en cuenta consideraciones de tipo
estético, obesidad puede considerarse como cualquier exceso de grasa corporal
que conlleva un peligro para la salud.
La cantidad de grasa corporal admitida como
normal en el hombre es del 15 al 18% del peso corporal y en la mujer oscila
entre el 20 y 25%. El término sobrepeso corresponde a un exceso de grasa por
encima del 20% al adecuado por edad y sexo, según las tablas de prevalencia a
una misma área geográfica. Se considera Obesidad cuando la cantidad d grasa
corporal es mayor del 30% del peso corporal total en las mujeres y mayor del
25% en los hombres.
DIAGNÓSTICO
Para
hacer el diagnóstico de OB debe medirse la
grasa corporal total y su distribución, para luego relacionarla con la
talla, el sexo y la edad.
Métodos antropométricos
La
ventaja de estos métodos es que son económicos y fácilmente aplicables en el
consultorio del médico de familia. .Se toman como base las medidas del cuerpo,
utilizando la balanza y la cinta métrica.
Índice de masa corporal (IMC)
Este
índice se calcula dividiendo el peso sobre la talla al cuadrado. Es un muy buen
indicador de la relación que existe entre el peso y la cantidad de grasa de un
individuo, ajustado por la influencia de la talla. En otras palabras, esto
significa que con el peso y la talla puede determinarse si el individuo tiene
normopeso, sobrepeso u obesidad. Se toma como valor normal un índice de entre
19 y 25. El IMC es aceptado internacionalmente, es fácilmente reproducible,
tiene gran valor diagnóstico y pronóstico y se emplea tanto para la
investigación como para la práctica diaria del médico.
Circunferencia de la cintura
Se
valora con una cinta métrica la circunferencia mínima de la cintura con el
paciente de pie. Es útil para realizar en todos los pacientes con sobrepeso y
con OB, pero pierde utilidad cuando el IMC supera el valor de 35. Permite
evaluar la distribución de la grasa corporal y detectar a los pacientes con OB
visceral (que es el subtipo más
relacionado con el desarrollo de enfermedad coronaria). Los hombres que presentan
una circunferencia de cintura mayor de
102 centímetros (cm) y las mujeres con
una medición de más de 88 cm presentan
mayor riesgo de padecer diabetes (DBT),
hipercolesterolemia (DLP), hipertensión
(HTA) y enfermedad cardiovascular (EC),
y constituye uno de los criterios
diagnósticos del síndrome metabólico.
Métodos tecnológicos
Los
métodos tecnológicos utilizan instrumentos de
medición variados y sofisticados que no son aplicables en el consultorio del médico
de atención primaria.
Espesor del pliegue cutáneo
Mide la
grasa depositada en el tejido celular
subcutáneo utilizando un instrumento pequeño semejante a una pinza, llamado plicómetro.
Con este instrumento se mide, por convención y con el paciente de pie, la región tricipital,
subescapular, abdominal y superior de
los muslos del lado derecho del cuerpo.
Bioimpedancia
Con este
método, se logra una buena estimación del
porcentaje del tejido adiposo y de su
correlación con el tejido muscular. La bioimpedancia es muy utilizada para
el entrenamiento físico-deportivo de
alta competición.
Otros
Aquí se
incluyen la tomografía computada (TC) y
la resonancia magnética (RM). Son técnicas más sofisticadas y caras para determinar la distribución de la masa grasa corporal.
Su utilización no se traduce en beneficios
para realizar el diagnóstico o para evaluar el tratamiento.
Clasificación
La morbimonalidad está directamente relacionada con el grado de OB, la edad de
comienzo de la enfermedad y la distribución de la grasa corporal.
Clasificación:
Del total de pacientes obesos, el 90% presenta obesidad leve, el 9% moderada y
el 0.5 al 1.7%, mórbida.
La
complicación médica más importante es el aumento de la mortalidad por
enfermedad coronaria. La obesidad mórbida aumenta 12 veces el riesgo de
mortalidad global en los pacientes de 25 a 34 años.
Existen
diferentes subtipos de obesidad.
Según los
Nacional Institutos of Health (EE.UU.), existen cuatro fenotipos de OB. La OB
tipo III (visceral) se asocia con enfermedad coronaria, enfermedad
cerebrovascular, HTA (hipertensión arterial), hiperinsulinemia (exceso de insulina en sangre),
insulinorresistencia (proceso a la intolerancia a la glucosa y a una futura
diabetes.), hiperrrigliceridemia (exceso de concentración de triglicéridos.)Y
disminución de HDL (lipoproteínas de alta densidad). La tipo I y II se asocian
con dislipemias (alteración del metabolismo de los lípidos), enfermedad
cardiovascular, insulinorresistencia, intolerancia a los hidratos de carbono y,
en la mujer, con mayor riesgo de cáncer de mama y endometrio (probablemente por
la retención de estrógenos a nivel graso).
Abordaje
terapéutico
Determinar
las medidas antropométricas (IMC) y circunferencia de la cintura).
Se debe
tomar la altura y el peso del paciente para determinar el IMC y medir la
circunferencia de la cintura.
Evaluar
el riesgo cardiovascular y de enfermedades coexistentes:
Detectar
la presencia de factores de riesgo cardiovasculares (FRC) como: HTA, tabaquismo
(TBQ), LDL elevado (lipoproteína de baja densidad Colesterol malo), ¿HDL bajo?, historia
familiar de enfermedad coronaria precoz, diabetes (DBT) o glucemia alterada de
ayuno v apneas del sueño. Además, se deben buscar lesiones que confirmen la
"presencia" de enfermedad cardiovascular como, arteriopatía
periférica, enfermedad carotídea, etc.
Considerar
la posibilidad de OB secundaria.
Las
medicaciones que pueden causar aumento de peso son: antidepresivos (paroxetina,
sertralina, antidepresivos tricíclicos, etc.), neurolépticos, corticoides,
insulina y sulfonilureas. Es importante en todo paciente con sobrepeso u OB
investigar las circunstancias del comienzo del incremento de peso y los
factores concurrentes (embarazos, desajustes afectivos u otros cambios vitales,
etc.) y su relación con la actividad física.
Tratamiento
El problema, es que conseguir que el
adulto pueda cambiar sus hábitos para bajar y mantener su peso es complicado,
ya que tiene familiarizado una forma de comportase alimentariamente. Por lo
tanto es más sencillo empezar desde la niñez y así conseguir evitar
complicaciones en la OB. Para lograr evitar las complicaciones de la OB, se
deberá trabajar con el núcleo familiar, promoviendo fundamentalmente un plan de
alimentación saludable, actividad física, hábitos y conductas saludables.
Plan alimentario
Es conveniente que todo individuo sano o
enfermo, con exceso de peso o sin él, realice como mínimo cuatro ingestas en el
día (desayuno, almuerzo, merienda y cena). El logro de este simple objetivo es el primer
paso para tratar cualquier trastorno de la alimentación. Además, es fundamental
para poder continuar con el tratamiento, ya que si no se consigue el
cumplimiento de esta primera consigna, no se puede seguir adelante. Es muy
frecuente que los pacientes, en su intento por bajar de peso, recurran a ayunos
parciales o a comer, por ejemplo, una vez al día. Este tipo de actitudes son
nocivas. El plan alimentario será mejor cuanto más variado sea. Lo ideal es que
contemple todos los alimentos.
Dicho de otro modo, más que lo que se
come debe modificarse cuánto y cuándo se come. No debe haber alimentos
prohibidos. La base es una alimentación variada. El paciente no debe
"estar a lechuga y tomate" sino debe tener un plan alimentario basado
en verduras, frutas y carnes con "reemplazos" de aquellos alimentos
con mayor valor calórico. El "reemplazo" sería comer un placo chico
de pasta en vez de una porción de verduras.
Otro
concepto importante son las dietas clásicas que todos conocemos (dieta
disociada, de la luna, de la sopa, del astronauta, de la manzana, etc.) son
dietas basadas en la restricción alimentaria (p. ej., "no debo comer
chocolate por un mes"); esta restricción lo único que genera es
compulsión. Por otra parte, el médico debe supervisar que todo intento de plan
alimentario incluya las cuatro comidas y no tenga periodos de ayuno.
Como puede observarse, para indicar un
plan alimentario, no es necesario hacer un cálculo de las ollerías de
los alimentos, ni escribir una dieta detallada, ni tener conocimientos
específicos sobre nutrición. Solamente es necesario que el medico de ramilla se
interese por su paciente, por su historia personal y logre establecer una
correcta relación (empatía) para ayudarlo en la difícil tarea de mantener un
plan alimentario adecuado.
Plan de actividad física
Entre el 50 y el 60% de la población
occidental es sedentaria, mientras que sólo el 20% realiza actividad física en
forma regular. El sedentarismo es el más común de los factores de riesgo de la
enfermedad coronaria. Se han realizado estudios que demostraron que la
realización de ejercicios aeróbicos regulares disminuye la mortalidad por todas
las causas.
La actividad física (AF) es el mejor
predictor del éxito terapéutico en el tratamiento de la OB y el sobrepeso.
Asimismo, es fundamental para el mantenimiento del peso, luego del tratamiento.
La AF determina un aumento en la masa magra muscular (único tejido
metabólicamente activo), favorece la oxidación de los lípidos y provoca un
balance calórico negativo. También aumenta el erecto termo génico de los
alimentos, aumenta la sensibilidad de los receptores periféricos a la insulina
(mejora la acción y la sensibilidad a la insulina), disminuye la presión
arterial, aumenta la respuesta lipolítica a las catecolaminas, disminuye los
triglicéridos y aumenta la HDL. El ejercicio contribuye en gran medida a
disminuir el tejido adiposo visceral.
El efecto de la AF sobre la insulina,
los triglicéridos y la presión arterial es independiente del descenso de peso.
Por el contrario, el aumento de la HDL requiere de la disminución del peso
corporal total, además de la AF.
Prevención
La prevención de la obesidad debe ser
una estrategia prioritaria de salud pública, y debe comenzar desde la infancia.
La OMS ha establecido una clasificación
de las estrategias de prevención:
1.- Prevención
Universal:
-Prevención de
hábitos alimentarios saludables.
-Disminución de
los alimentos con contenido elevado en grasa.
-Evitar el uso
excesivo de proteínas. Posiblemente asociado al origen y desarrollo de la
obesidad.
-Favorecer el
consumo de hidratos de carbono complejos
-Promoción de
hábitos de vida activos.
2.- Prevención
selectiva. Detección de la población de riesgo.
-Antecedentes
familiares.
-Peso al nacer.
(Niños de bajo peso al nacer, hijos de madres diabéticas).
3.- Prevención
diaria.
-Terapia
conductual. (Autocontrol, etc.)
-Tratamiento
dietético, normas de alimentación.
-Ejercicio
físico
En la obesidad es más fácil prevenir que
tratar la enfermedad.
Se debe empezar por la labor educativa,
enseñar desde pequeños a los niños a conocer los alimentos que pueden producir
daño acorto, mediano y a largo plazo.
Actuar en la infancia, sobre la conducta
alimentaria, ya que las costumbres que se adquieren en ésta etapa van a ser
determinantes de su estado de salud, cuando sean adultos.
Crear políticas de estado para enfrentar
el problema de la obesidad, priorizando: alimentación, nutrición, actividad
física, factores psicosociales y ambientales.
Uno de los documentos de la OMS convence
sobre el riesgo de la enfermedad obesidad.
La OMS determina que el riesgo de la
obesidad disminuye con la actividad física regular y la alta ingesta diaria de
fibra dietaría y aumenta con los estilos de vida sedentarios y la ingesta alta
de alimentos pobres en micronutrientes y densos en energía.
En los ambientes de hogar y en el
colegio que apoyan las opciones de alimentos sanos en los niños disminuye la
obesidad.
Aprender como algunos alimentos pueden
ser substituidos por otros de menos valor calórico y más saludable.
Ejercicio regular es primordial para
mejorar la salud. Mejor aumentar la actividad en lugar de ir cortando
drásticamente las calorías.
Aporta de quemar calorías durante el
ejercicio el metabolismo del cuerpo se acelera.
Toda esta información fue buscada por el grupo de estudiantes que estudia en la florida, en un grado superior
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