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lunes, 14 de mayo de 2012

Obesidad



OBESIDAD: ¿Una Enfermedad? 

Básicamente existen dos tipos de obesidad: la simple, que constituye en principio un problema de tipo estético y no suele requerir tratamiento médico, y la patológica, conocida como obesidad mórbida o severa (OM), que predispone a una elevada morbi-mortalidad y a graves problemas psicológicos y sociales. 
La obesidad representa un problema de salud pública global en todo el mundo, independiente del nivel de desarrollo de los países, por lo que ha sido catalogada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como “la epidemia del siglo XXI “. Por primera vez en la historia el número de personas obesas en el mundo, (aprox. el 25 % de la población mundial), supera el número de quienes padecen hambre, que se estima son más de 200 mil millones, hoy en día muere más gente por obesidad que por desnutrición. 
Esta enfermedad es un factor de riesgo para importantes causas de muerte tales como la enfermedad cardiovascular, varios tipos de cáncer y diabetes, por lo que está ligada a una gran disminución de la expectativa de vida. 



Definición 

La Obesidad se define como el aumento de las reservas energéticas del organismo en forma de grasa. El término obesidad comporta una excesiva proporción de grasa corporal respecto a la masa magra corporal. Un sujeto es obeso cuando el exceso de grasa corporal es superior a la fracción normal del peso corporal. Sin embargo, es difícil definir la proporción de grasa corporal considerada como normal. Se han sugerido multitud de criterios de normalidad o de obesidad por parte de internistas, cirujanos y especialistas en nutrición. No obstante y sin tener en cuenta consideraciones de tipo estético, obesidad puede considerarse como cualquier exceso de grasa corporal que conlleva un peligro para la salud. 
La cantidad de grasa corporal admitida como normal en el hombre es del 15 al 18% del peso corporal y en la mujer oscila entre el 20 y 25%. El término sobrepeso corresponde a un exceso de grasa por encima del 20% al adecuado por edad y sexo, según las tablas de prevalencia a una misma área geográfica. Se considera Obesidad cuando la cantidad d grasa corporal es mayor del 30% del peso corporal total en las mujeres y mayor del 25% en los hombres.



DIAGNÓSTICO

Para hacer el diagnóstico de OB debe medirse la  grasa corporal total y su distribución, para luego relacionarla con la talla, el sexo y la edad.

Métodos antropométricos
La ventaja de estos métodos es que son económicos y fácilmente aplicables en el consultorio del médico de familia. .Se toman como base las medidas del cuerpo, utilizando la balanza y la cinta métrica.

Índice de masa corporal (IMC)
Este índice se calcula dividiendo el peso sobre la talla al cuadrado. Es un muy buen indicador de la relación que existe entre el peso y la cantidad de grasa de un individuo, ajustado por la influencia de la talla. En otras palabras, esto significa que con el peso y la talla puede determinarse si el individuo tiene normopeso, sobrepeso u obesidad. Se toma como valor normal un índice de entre 19 y 25. El IMC es aceptado internacionalmente, es fácilmente reproducible, tiene gran valor diagnóstico y pronóstico y se emplea tanto para la investigación como para la práctica diaria del médico.


Circunferencia de la cintura
Se valora con una cinta métrica la circunferencia mínima de la cintura con el paciente de pie. Es útil para realizar en todos los pacientes con sobrepeso y con OB, pero pierde utilidad cuando el IMC supera el valor de 35. Permite evaluar la distribución de la grasa corporal y detectar a los pacientes con OB visceral (que es el subtipo más  relacionado con el desarrollo de enfermedad  coronaria). Los hombres que presentan una  circunferencia de cintura mayor de 102  centímetros (cm) y las mujeres con una medición  de más de 88 cm presentan mayor riesgo de  padecer diabetes (DBT), hipercolesterolemia  (DLP), hipertensión (HTA) y enfermedad  cardiovascular (EC), y constituye uno de los  criterios diagnósticos del síndrome metabólico.

Métodos tecnológicos
Los métodos tecnológicos utilizan instrumentos de  medición variados y sofisticados que no son  aplicables en el consultorio del médico de  atención primaria. 

Espesor del pliegue cutáneo
Mide la grasa depositada en el tejido celular  subcutáneo utilizando un instrumento pequeño  semejante a una pinza, llamado plicómetro. Con este instrumento se mide, por convención y con el  paciente de pie, la región tricipital, subescapular,  abdominal y superior de los muslos del lado derecho del cuerpo.

Bioimpedancia
Con este método, se logra una buena  estimación del porcentaje del tejido adiposo y de  su correlación con el tejido muscular. La bioimpedancia es muy utilizada para el  entrenamiento físico-deportivo de alta  competición.

Otros
Aquí se incluyen la tomografía computada (TC) y  la resonancia magnética (RM). Son técnicas más  sofisticadas y caras para determinar la  distribución de la masa grasa corporal. Su  utilización no se traduce en beneficios para realizar el diagnóstico o para evaluar el tratamiento.

Clasificación

La morbimonalidad está directamente relacionada con el grado de OB, la edad de comienzo de la enfermedad y la distribución de la grasa corporal.
Clasificación: Del total de pacientes obesos, el 90% presenta obesidad leve, el 9% moderada y el 0.5 al 1.7%, mórbida.
La complicación médica más importante es el aumento de la mortalidad por enfermedad coronaria. La obesidad mórbida aumenta 12 veces el riesgo de mortalidad global en los pacientes de 25 a 34 años.
Existen diferentes subtipos de obesidad.
Según los Nacional Institutos of Health (EE.UU.), existen cuatro fenotipos de OB. La OB tipo III (visceral) se asocia con enfermedad coronaria, enfermedad cerebrovascular, HTA (hipertensión arterial), hiperinsulinemia  (exceso de insulina en sangre), insulinorresistencia (proceso a la intolerancia a la glucosa y a una futura diabetes.), hiperrrigliceridemia (exceso de concentración  de triglicéridos.)Y disminución de HDL (lipoproteínas de alta densidad). La tipo I y II se asocian con dislipemias (alteración del metabolismo de los lípidos), enfermedad cardiovascular, insulinorresistencia, intolerancia a los hidratos de carbono y, en la mujer, con mayor riesgo de cáncer de mama y endometrio (probablemente por la retención de estrógenos a nivel graso).


Abordaje terapéutico
Determinar las medidas antropométricas (IMC) y circunferencia de la cintura).
Se debe tomar la altura y el peso del paciente para determinar el IMC y medir la circunferencia de la cintura.
Evaluar el riesgo cardiovascular y de enfermedades coexistentes:
Detectar la presencia de factores de riesgo cardiovasculares (FRC) como: HTA, tabaquismo (TBQ), LDL elevado (lipoproteína de baja densidad Colesterol malo), ¿HDL bajo?, historia familiar de enfermedad coronaria precoz, diabetes (DBT) o glucemia alterada de ayuno v apneas del sueño. Además, se deben buscar lesiones que confirmen la "presencia" de enfermedad cardiovascular como, arteriopatía periférica, enfermedad carotídea, etc.
Considerar la posibilidad de OB secundaria.
Las medicaciones que pueden causar aumento de peso son: antidepresivos (paroxetina, sertralina, antidepresivos tricíclicos, etc.), neurolépticos, corticoides, insulina y sulfonilureas. Es importante en todo paciente con sobrepeso u OB investigar las circunstancias del comienzo del incremento de peso y los factores concurrentes (embarazos, desajustes afectivos u otros cambios vitales, etc.) y su relación con la actividad física.

Tratamiento

El problema, es que conseguir que el adulto pueda cambiar sus hábitos para bajar y mantener su peso es complicado, ya que tiene familiarizado una forma de comportase alimentariamente. Por lo tanto es más sencillo empezar desde la niñez y así conseguir evitar complicaciones en la OB. Para lograr evitar las complicaciones de la OB, se deberá trabajar con el núcleo familiar, promoviendo fundamentalmente un plan de alimentación saludable, actividad física, hábitos y conductas saludables.

Plan alimentario

Es conveniente que todo individuo sano o enfermo, con exceso de peso o sin él, realice como mínimo cuatro ingestas en el día (desayuno, almuerzo, merienda y cena).  El logro de este simple objetivo es el primer paso para tratar cualquier trastorno de la alimentación. Además, es fundamental para poder continuar con el tratamiento, ya que si no se consigue el cumplimiento de esta primera consigna, no se puede seguir adelante. Es muy frecuente que los pacientes, en su intento por bajar de peso, recurran a ayunos parciales o a comer, por ejemplo, una vez al día. Este tipo de actitudes son nocivas. El plan alimentario será mejor cuanto más variado sea. Lo ideal es que contemple todos los alimentos.
Dicho de otro modo, más que lo que se come debe modificarse cuánto y cuándo se come. No debe haber alimentos prohibidos. La base es una alimentación variada. El paciente no debe "estar a lechuga y tomate" sino debe tener un plan alimentario basado en verduras, frutas y carnes con "reemplazos" de aquellos alimentos con mayor valor calórico. El "reemplazo" sería comer un placo chico de pasta en vez de una porción de verduras.
Otro concepto importante son las dietas clásicas que todos conocemos (dieta disociada, de la luna, de la sopa, del astronauta, de la manzana, etc.) son dietas basadas en la restricción alimentaria (p. ej., "no debo comer chocolate por un mes"); esta restricción lo único que genera es compulsión. Por otra parte, el médico debe supervisar que todo intento de plan alimentario incluya las cuatro comidas y no tenga periodos de ayuno.
Como puede observarse, para indicar un plan alimentario, no es necesario hacer un cálculo de las ollerías de los alimentos, ni escribir una dieta detallada, ni tener conocimientos específicos sobre nutrición. Solamente es necesario que el medico de ramilla se interese por su paciente, por su historia personal y logre establecer una correcta relación (empatía) para ayudarlo en la difícil tarea de mantener un plan alimentario adecuado.

Plan de actividad física

Entre el 50 y el 60% de la población occidental es sedentaria, mientras que sólo el 20% realiza actividad física en forma regular. El sedentarismo es el más común de los factores de riesgo de la enfermedad coronaria. Se han realizado estudios que demostraron que la realización de ejercicios aeróbicos regulares disminuye la mortalidad por todas las causas.
La actividad física (AF) es el mejor predictor del éxito terapéutico en el tratamiento de la OB y el sobrepeso. Asimismo, es fundamental para el mantenimiento del peso, luego del tratamiento. La AF determina un aumento en la masa magra muscular (único tejido metabólicamente activo), favorece la oxidación de los lípidos y provoca un balance calórico negativo. También aumenta el erecto termo génico de los alimentos, aumenta la sensibilidad de los receptores periféricos a la insulina (mejora la acción y la sensibilidad a la insulina), disminuye la presión arterial, aumenta la respuesta lipolítica a las catecolaminas, disminuye los triglicéridos y aumenta la HDL. El ejercicio contribuye en gran medida a disminuir el tejido adiposo visceral.
El efecto de la AF sobre la insulina, los triglicéridos y la presión arterial es independiente del descenso de peso. Por el contrario, el aumento de la HDL requiere de la disminución del peso corporal total, además de la AF.



Prevención

La prevención de la obesidad debe ser una estrategia prioritaria de salud pública, y debe comenzar desde la infancia.
La OMS ha establecido una clasificación de las estrategias de prevención:
1.- Prevención Universal:
-Prevención de hábitos alimentarios saludables.
-Disminución de los alimentos con contenido elevado en grasa.
-Evitar el uso excesivo de proteínas. Posiblemente asociado al origen y desarrollo de la obesidad.
-Favorecer el consumo de hidratos de carbono complejos
-Promoción de hábitos de vida activos.

2.- Prevención selectiva. Detección de la población de riesgo.
-Antecedentes familiares.
-Peso al nacer. (Niños de bajo peso al nacer, hijos de madres diabéticas).

3.- Prevención diaria.
-Terapia conductual. (Autocontrol, etc.)
-Tratamiento dietético, normas de alimentación.
-Ejercicio físico

En la obesidad es más fácil prevenir que tratar la enfermedad.
Se debe empezar por la labor educativa, enseñar desde pequeños a los niños a conocer los alimentos que pueden producir daño acorto, mediano y a largo plazo.
Actuar en la infancia, sobre la conducta alimentaria, ya que las costumbres que se adquieren en ésta etapa van a ser determinantes de su estado de salud, cuando sean adultos.
Crear políticas de estado para enfrentar el problema de la obesidad, priorizando: alimentación, nutrición, actividad física, factores psicosociales y ambientales.
Uno de los documentos de la OMS convence sobre el riesgo de la enfermedad obesidad.
La OMS determina que el riesgo de la obesidad disminuye con la actividad física regular y la alta ingesta diaria de fibra dietaría y aumenta con los estilos de vida sedentarios y la ingesta alta de alimentos pobres en micronutrientes y densos en energía.
En los ambientes de hogar y en el colegio que apoyan las opciones de alimentos sanos en los niños disminuye la obesidad.
Aprender como algunos alimentos pueden ser substituidos por otros de menos valor calórico y más saludable. 
Ejercicio regular es primordial para mejorar la salud. Mejor aumentar la actividad en lugar de ir cortando drásticamente las calorías.
Aporta de quemar calorías durante el ejercicio el metabolismo del cuerpo se acelera. 


Toda esta información fue buscada por el grupo de estudiantes que estudia en la florida, en un grado superior

5trainers


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